Myriam Waisberg (1) nombró a Playa Ancha como un “confín” y a su parte alta como “una verdadera cadena de construcciones defensivas” (2). Nada de esto es antojadizo.
Efectivamente, los cerros de Playa Ancha se aprecian al confín de esta suerte de cabo que contiene a la ciudad de Valparaíso; cerros que, a su vez, constituyen un verdadero muro protector de los vientos y mareas del surweste predominante a mar abierto, abrigando la bahía desde la playa Las Torpederas por el Poniente, hasta más allá del barón por el Oriente. Sin los cerros de Playa Ancha en las tierras de Valparaíso, ni los picunches se hubiesen asentado, ni el santiaguillo habría recalado, ni tampoco la colonia las hubiese declarado como puerto natural de Santiago (3).
Es cierto también que Playa Ancha, entrado ya el siglo XIX, presentaba las condiciones más favorables para la instalación de fortificaciones defensivas de ataques navales, alojando más de la mitad de los fuertes existentes a finales del siglo XIX en la bahía (4). Esto luego del trauma que significó el bombardeo de la escuadra española a la ciudad el 31 de marzo de 1866. Desconozco si en esos años alguna vez fue nombrado así, pero esa Playa Ancha en gestación comenzaba a resonar como una suerte de símbolo de protección.
Sin embargo, para las medianías del siglo XIX, Playa Ancha no era mucho más que una explanada y unas áreas de esparcimiento: en los campos de marte -actual Parque Alejo Barrios- tenían lugar los desfiles del día de fiestas patrias, juegos, días de campo, entre otras actividades. Había construcciones de viviendas concentradas cerca de la actual quebrada de Taqueadero; y algunos hitos significativos como el Fuerte Ciudadela, el faro Punta Ángeles y las instalaciones de las caletas las Habas y el Membrillo. De esta manera, Playa Ancha no representa más que ciertos elementos y lugares de las afueras de Valparaíso sin corresponder a un lugar en sí mismo, es más, no es sino hasta fines de 1832 que se verifica uno de los primeros registros del nombre de Playa Ancha en una carta de Diego Portales a Antonio Garfias (5), y recién para el año 1875 se presenta el primer Plano oficial de la denominada Población Bueras y San Juan del Puerto, modificado el año 1886.
Es la idea de protección la que retorna desde el tiempo de las fortalezas para instalar a Playa Ancha a finales del siglo XIX y principios del siglo XX como un lugar perfectamente reconocible e identificable dentro de Valparaíso, protección ya no tanto bélica, sino más bien de la vida cotidiana.

Playa Ancha antes del Barrio Bueras (6)
De trascendencia es lo que acontece el 14 de abril de 1857, cuando la familia Waddington hace una importante donación de tierras a la orden de Los Dominicos, correspondiente a un paño de 140x66mts al Poniente de la actual Plaza Waddington con la condición de que se construya en él un convento, una iglesia y una escuela pública. Los Dominicos solo fallan en la construcción de la iglesia pero, no obstante, alrededor del año 1873 (8) logran levantar la actual capilla Nuestra Señora del Rosario (Pompeya). Myriam Waisberg señala que “la instalación de los dominicos a mediados del siglo XIX en las inmediaciones del Cuartel de Artillería, es un estímulo para intensificar la población del cerro, encaminándola en un marcado sentido habitacional” (9). Si bien no se menciona de forma explícita, es posible aventurar que la

Plano del Proyecto del Barrio Bueras (7)
instalación de una orden religiosa para una tierra “llana” (recordando las palabras de Portales) y alejada del centro de la ciudad, sea un fuerte símbolo de protección.
La Capilla de Ntra. Sra. Del Rosario (1873), La iglesia de San Vicente de Paul (1912), el Colegio Santo Domingo de Guzmán (1923), El Colegio María Auxiliadora (1927), El ascensor Villaseca (1913), las desaparecidas líneas de tranvías, El Club Deportivo Playa Ancha (1919), el abandonado Teatro Odeón (1911), el demolido Teatro Iris (1913), entre otros lugares, de relevancia local presente y pasada, guardan su representatividad en una comunidad viva que les da sentido, forma y alma.

(De arriba hacia a abajo y de izquierda a derecha) Línea de Tranvía en Av. Gran Bretaña, Teatro Odeón, Teatro Iris y Ascensor Villaseca
Es este confín, esta fortaleza y este barrio el que vio en un lejano 22 de julio de 1911 cómo desde una sencilla y liviana estructura nacía un importante Teatro para Playa Ancha, emplazado a un costado de la calle Del Rosario (hoy Patricio Lynch). Un Teatro Odeón que le recuerda a Playa Ancha su origen de territorio de la protección, para que hoy sea posible Un Playa Ancha para un Teatro.
La comunidad protege su Odeón.

Inauguración Teatro Odeón de Playa Ancha, 22 de Julio de 1911. Publicado en el diario “La Unión”

Publicado en el diario “El Mercurio de Valparaíso”
Gustavo Leiva Torres
Arquitecto y miembro de la Asociación Teatro Odeón de Playa Ancha
Editado por Javiera Schaaf
Notas
(1) Arquitecta y profesora (1919 – 2004). Fue una de las pioneras de la investigación patrimonial arquitectónica de Valparaíso (Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Myriam_Waisberg)
(2) Waisberg, Myriam. Casas de Playa Ancha. Valparaíso: Editorial Universidad de Valparaíso, 1988. Impreso (páginas 9 y 10 para cada cita)
(3) La cita textual es “Puerto Natural de Santiago de Nueva Extremadura” dicha por Pedro de Valdivia (Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Valpara%C3%ADso)
(4) importante referir el libro “Playa Ancha, fortaleza de Valparaíso siglo XIX” de Héctor Vásquez
(5) La cita precisa en la carta es “Llanos de Playa Ancha” (Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Playa_Ancha#Historia)
(6) Fragmento de Mapa hidrográfico de la Bahía de Valparaíso, publicado el 24 de febrero de 1879 (Fuente: http://www.bibliotecanacionaldigital.cl/bnd/631/w3-article-330860.html)
(7) Waisberg, Myriam. Casas de Playa Ancha. Valparaíso: Editorial Universidad de Valparaíso, 1988. Impreso (plano en página 19)
(8) Año indicado en: Waisberg, Myiriam. La Arquitectura religiosa de Valparaíso. Valparaíso: Editorial Universidad de Valparaíso, 1992. Impreso (página 125)
(9) Waisberg, Myiriam. La Arquitectura religiosa de Valparaíso. Valparaíso: Editorial Universidad de Valparaíso, 1992. Impreso (cita en página 17)